Andrino, Escolastico - Ave Maria

public domainfor 4 voices and orchestra

year of composition / 1st publication: s.a.


Composer: Escolástico Andrino (1817-1862)

Composer: Escolástico Andrino (1817-1862)
aliases, aka: José Escolástico Andrino
Country of origin / activity: Guatemala
Text author: traditional
Arranger / Editor: N/A

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0000EscolasticoAndrino18171862  Ave MariaSSAB2cl, 2hrn, 2vln, bc
0000PantaleonAndrino  1848 Ave Maria2vv 

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Internet references, biography information:

http://en.wikipedia.org/wiki/José_Escolástico_Andrino

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José Escolástico Andrino (1817, in Guatemala City – July 14, 1862 in San Salvador) was a Salvadoran composer, considered to be the founder of the classical music scene in his country. In 1845, he established a Conservatory in San Salvador, where he both composed and taught. He wrote two symphonies, three masses, a set of variations for violin and orchestra, and one opera La Mora generosa (the Generous Blackberry).


http://www.redmusical.org/homenaje/escolastico/index.php

Por: Igor de Gandarias.

La multifacética personalidad y el poderoso ímpetu vital de José Escolástico Andrino le permitieron distinguirse en la vida cultural de Centro América a mediados del siglo XIX como compositor, director, violinista, cantante, pedagogo, historiador y hombre de política. Andrino proviene de una familia de músicos formada por una constelación de compositores e intérpretes: su abuelo el compositor José Andrino (1), activo a fines del siglo XVIII, construyó contrabajos en Guatemala antes de que se conociera el europeo hasta mediados del siglo XIX (Álvarez, 1888: 3); su padre, Valentín, era violinista; su hermano Máximo, fundó y dirigió la más importante Escuela de Música de Guatemala del siglo XIX, alrededor de 1830 (Vásquez, 1950: 76) y sus hermanos Leandro, cantante y principalmente Pantaleón (2), compositor, brillaron en la vida musical de Centroamérica durante la segunda mitad del siglo XIX.

No se ha encontrado aún la partida de nacimiento de José Escolástico, sin embargo por los datos ofrecidos en su acta de matrimonio asentada en San Salvador el 14 de mayo de 1846, cuando contaba con 30 años de edad, se sabe que nació en la ciudad Guatemala entre el mes de junio de 1816 y el mes de abril de 1817, siendo sus padres Valentín Andrino y Ana María Vargas (3) . Recibió sus primeras lecciones de solfeo y violín con su hermano Máximo (Álvarez, 1888: 3).

En 1835 Valentín Andrino fallece heredando sus bienes a Máximo, su hijo primogénito, ya que su esposa había fallecido anteriormente. Máximo se hizo cargo de pagar la hipoteca que desde 1818 pesaba sobre la casa donde vivían (AGCA: 1835. B80.2, Exp. 22788 Fol. 4). El impacto que causó en el joven José Escolástico quedar sin padres y sin bienes fue la razón que lo impulsó a salir de Guatemala, según él mismo informa: “ …. el destino a mi pesar me ha condenado a habitar otro suelo por espacio de seis años, precisamente en la época en que por mi juventud y reciente aprendizaje debía haber recojido á la faz de mis contemporáneos el fruto de mis desvelos, al mismo tiempo que haber estudiado como me habia propuesto, hasta lo mas oculto del arte; mas la muerte de mi padre, fue la causa no solo de este cambio repentino, si que también el haberse frustrado en parte mis planes de adelantamiento.” (Andrino 1847: 46).

Durante este lapso de tiempo viaja a Cuba, donde se desempeña como violinista en el Teatro Tacón de la Habana (Sáenz, 1997: 36). Su experiencia en este país antillano y su vehemente espíritu de actualización técnica y teórica contribuyeron a que a su regreso a su país de origen, se diera a la tarea de escribir sobre diferentes aspectos de teoría, enseñanza e historia musical de Guatemala. Luego de algunos años de profesar la música, finaliza sus escritos, en San Martín Jilotepeque, dándolos a conocer a sus compañeros de profesión en 1843 (Ibíd. Fol. 2). Cuatro años más tarde, recordando ese momento el autor escribe: “En aquel tiempo casi quedó incompleto mi trabajo á causa de algunos atrazos. Mui pocos filarmónicos, vieron mis escritos y aun yo mismo por mi poca salud, no habia tenido valor de reformarlos…” (Ibíd.).

Utilizando parte de los manuscritos logró publicar en Guatemala un “Método Circunstanciado” con el título de “Adición” (Ibid.). Cuatro años mas tarde revisó y preparó los escritos para su publicación por la Imprenta del Estado en San Salvador, siendo el libro terminado el 11 de noviembre de 1847, con el título de “Nociones de Filarmonía y apuntes para la historia de la música en Centro América”. (Andrino, 1847: Fol. 5). Este hecho marcó un hito en la historia musical latinoamericana ya que vino a constituir la primera publicación en el Nuevo Mundo de un libro de teoría e historia musical de autor local. Es importante recordar que los libros sobre música que se habían impreso con anterioridad en el continente no consideraban la historia sino sólo aspectos técnicos y teóricos de la disciplina, tal el caso de la Suma de todas las reglas del canto llano escrita por el organista español Fray Antonio Martínez y Coll, publicada en Madrid en 1719 y reimpresa en Guatemala en 1750 por la imprenta de Sebastián Arévalo y El Arte de Solfejar escrito por el compositor brasileño Luis Álvarez, publicado en 1761 (Behague, 1995: 14: 759).

Al inicio del libro, con impresionante modestia y conciencia de los alcances de su trabajo, Andrino lo autocalifica, apuntando que el no tratar la materia musical detenidamente no le merecería el título ni de Nociones (Andrino 1847: Fol. 5). Luego, conciente que no existían publicaciones similares anteriores, explicita sus motivos para escribirla, observándose su profundo deseo de mejorar las condiciones de la enseñanza musical, sistematizándola, para lo cual propone su institucionalización a través de la creación de una Academia, y su deseo de valorar históricamente la profesión musical de su país. Dice el maestro: “Para formarla tuve varios motivos: “1º. romper el profundo silencio interesando á los filarmónicos á ilustrar la facultad música: 2º. fijar las varias opiniones sobre formar una academia: 3º. esponer mi opinion con respecto á algunas cosas anexas a la música; y 4º. presentar ante el público al gremio tal cual se halla en la actualidad” (Ídem).

La segunda salida de Andrino fuera de Guatemala fue definitiva, más larga y fructífera. Desde 1845 hasta su fallecimiento en 1862 reside en El Salvador donde desarrolló extensa labor como compositor, director, fundador de la primera orquesta de San Salvador, pedagogo y funcionario público. El primer dato de su presencia en este país Centroamericano se encuentra contenido en un acuerdo emitido por el Supremo Gobierno de la República el 15 de octubre de 1845 ordenando a la Tesorería pagarle su trabajo como Maestro de Capilla de la Catedral a razón de de treinta y cinco pesos a partir del mes de junio anterior, en virtud de que los fondos de la Iglesia no podían cubrir tal gasto. El mismo oficio revela y magnifica el valor del trabajo de enseñanza realizado por Andrino en ese momento (4) . Andrino nos informa del suceso en los siguientes términos: “El año de 1845, habiendo pasado por la capital del Estado del Salvador con direccion al Sur fuí propuesto y se me dió destino de Maestro de Capilla de la Santa Iglesia Catedral. Detenido de esta manera al empezar mi segunda expedicion al estranjero, me fué preciso contraerme de nuevo á la música en Centro-América y dedicar mis desvelos á la juventud, siendo el resultado haber revivido la idea de imprimir para los intelijentes mis Nociones” (Andrino, 1847: Fol. 2).

A su llegada a San Salvador, José Escolástico, quien había sido invitado por el primer obispo de El Salvador Jorge Viteri y Ungo, canaliza y conduce la actividad musical local creando, con el apoyo del prelado, la primera escuela privada de música que se inició con nueve alumnos: Juan Alas, Luz Fuentes, Antonio Celada, Gabriel Montoya, Laureano Campos, Cosme Damian, Félix Castro, Damaso García e Hilario Reyes a los que se sumarían, dos años mas tarde, Ponciano Cruz y Rafael Olmedo joven violinista, este último, que llegaría a ser uno de los principales y más pródigos compositores de El Salvador a finales del siglo XIX (González Sol, 1940: 20). La gratitud de Andrino al obispo Viteri quedó plasmada en la dedicatoria que le hizo de su obra Summun Regem Gloria para cuarteto vocal con acompañamiento de orquesta, la cual fuera ejecutada en los maitines de la fiesta del Divino Salvador el 5 de agosto del mismo año de 1845 (5) .

El calor humano del pueblo salvadoreño no tardó en encantar al joven maestro quien el 14 de mayo del siguiente año se casa con Gertrudis Lara, hija natural de Toribia Lara, siendo testigos los señores Pablo Bejar, Mariano Leiva y Fermín Díaz (los dos últimos, vecinos de Guatemala) (6) de cuya unión nacieron Jesús, Rosario, Mercedes y Joaquín (7) . Para ese tiempo residía en la villa de San Martín situada, al este de la capital, en el mismo departamento de San Salvador, donde compuso en 1846, su Terceto al Santísimo (8) (Antología No. 8).

A partir de 1848 se consolida como maestro de capilla de la Catedral gracias al apoyo que le brindara el padre cura del Sagrario Ignacio Zaldaña, bajo cuya petición el Supremo Gobierno acuerda erogar la cantidad de 250 pesos al año del rubro de Fondos Extraordinarios para cubrir el pago del salario de Andrino, ya que la Catedral continuaba sin fondos para pagarle (9). El 18 de Agosto de este año Andrino publica en La Gaceta del Salvador una crónica de las actividades musicales llevadas a cabo dentro de la celebración de la fiesta patronal del Salvador, en las que participa como director y compositor. Aquí informa del estreno de los Kyries y el Agnus y otras piezas que compuso para la misa del día principal de la fiesta, así como la ejecución de trozos de sinfonías y la obertura de Norma de Vincenzo Bellini (1801-1835) (10), lo cual indica no sólo la magnitud del repertorio que ejecutaba sino el respeto y su personal admiración hacia el trabajo del gran compositor italiano. Ese mismo año compone el Villancico a Nuestra Señora y la Tonada a Nuestra Señora de Concepción (Nos. 6 y 28 del catálogo) (11) . Fuera de su trabajo al frente de la orquesta y coro en la Catedral, Andrino mantiene en ese momento nexos comerciales con su país de origen trabajando como agente encargado de la revista guatemalteca El Álbum Republicano, que se distribuía en San Salvador (12) .

Su trabajo como profesor e impulsor de juventudes musicales quedó registrado en diferentes programas y crónicas de conciertos que ejecutaba periódicamente, dirigiendo la Sección Filarmónica, donde siempre daba oportunidad a sus discípulos a mostrar sus adelantos y habilidades. Así por ejemplo, la Gaceta publica una reseña del sexto de estos conciertos, efectuado el 13 de enero de 1849 en el edificio del Congreso (13), donde aparecen dos de sus alumnos ejecutando importantes papeles como concertistas. El mismo documento permite observar la versatilidad compositiva de Andrino al incluir en el programa cinco obras diversas de su pluma: dos piezas concertantes, la Fantasía para violín obligado, ejecutada por su alumno el joven violinista Rafael Olmedo de 12 años de edad y la Melodía para Corneta Pistón ejecutada por otro de sus alumnos, el joven Laureano Campos; un Dúo y un Quinteto de su ópera La Bella Mora ejecutados, el primero, por Luis Cromeyén y Andrino y el segundo por Leonardo Castillo, Luis Cromeyén, Leandro Andrino, otro alumno y el mismo Andrino, informándonos con ello de la actividad que como cantantes mantenían Escolástico y su hermano Leandro. El programa consigna además la ejecución de tres movimientos de su Sinfonía No. 3 (Allegro, Minueto y Allegro), revelándonos la amplia experiencia e inquietud del compositor en el género sinfónico a pesar de su relativa juventud. Finalmente el programa incluye el estreno de un vals para orquesta: La Delfina. El articulista de la Gaceta encomia el trabajo formativo desarrollado por Andrino en los siguientes términos: “Afortunadamente el Sr. J. Escolástico Andrino ha venido a establecer entre nosotros y con infatigable celo se ha dedicado exclusivamente a la enseñanza de nuestra juventud” (14) .

Es importante observar que la escuela de Andrino creció en alcance hasta atender a estudiantes de todos los instrumentos como lo atestiguan los diferentes métodos con que contaba su archivo luego del terremoto de 1854 (15), entre ellos: Método de flauta de Masescot, estudios para la flauta, Leccionario de viola, Grande Método de Corneta Pistón por Ramani, Principios de teclado, Método de órgano expansivo, Método de Clarinete por Federico Bea, Método de Clarinete por Gambano, Método de Violín por M. Coset, 24 caprichos para violín de Paganini, Instrucción para aprender el mecanismo de la Trompa y el Método de Fagote por Blumen. Igualmente empleaba, tríos, cuartetos y quintetos de Joseph Haydn, Joseph Pleyel y Amadeus Mozart, para la práctica de música de cámara (16) .

Su densa agenda de trabajo musical no le limitó para desempeñar diferentes puestos como funcionario público. Es así como en el mes de febrero de 1849 funge como Regidor del Cuerpo Municipal y forma parte de la comisión nombrada para acompañar a Ocotepeque al nuevo Obispo de San Salvador Tomás Zaldaña con motivo de su consagración (García, 1952, I: 436). Al mes siguiente prepara, junto a Mariano Villavicencio un proyecto para nombrar las calles de San Salvador el cual fue aprobado en marzo de ese mismo año (Ibíd.: 438). Ese mismo mes aparece como Alcalde 1º Constitucional por depósito de vara anunciando un nuevo empedrado de las calles de San Salvador y publicando un reglamento para llevar a cabo el trabajo (17) .

Entre 1849 y 1851 se desempeña por primera vez como Administrador General de Correos, sustituyendo al señor Manuel Irungaray (Díaz 1928:69). En marzo 1850, desde ese puesto, trabaja además como corresponsal en San Salvador del agente general de correo de ultramar, Julio Rossignon, quien acababa de formar en Sonsonate un depósito central de libros donde se venderían a precios cómodos obras sagradas, de legislación, literatura y ciencias (18). A fines de ese mismo año denuncia públicamente a los editores de la Gaceta la violación de su correspondencia particular enviada desde México por el Sr. General Pedro María Anaya, Administrador de Correos de República Mexicana, perpetrada en el tránsito por Guatemala. Los editores de la Gaceta condenaron el hecho informando que sobre las cartas se habían escrito una serie de insultos e indecencias contra los salvadoreños (19).

Su actividad musical en 1850 continúa intensa y sin descanso. Actúa, como en años anteriores, en las solemnes ceremonias religiosas de la fiesta patronal en agosto y durante la celebración de la independencia en septiembre, ejecutando sus canciones patrióticas. Similarmente continúa impulsando los conciertos de la Sección Filarmónica que ahora realiza en su residencia en San Salvador situada en la Casa # 1, calle del Comercio, frente a la Soledad. Queda memoria de dos de estos conciertos ofrecidos el 15 y 16 de octubre cuyos programas muestran una mezcla de variados estilos y dimensiones de composiciones que incluían autores contemporáneos, desde piezas concertantes y sinfonías como el Concierto para violín y la Sinfonía No. 23 de Joseph Haydn (1732-1809), pasando por overturas de óperas como La Hija del Regimiento de Gaetano Donizetti, La Italiana en Argel (1813) y la Cenerentola (1817) de Gioachino Rossini (1792-1868), hasta piezas de salón como Polcas y Valses del propio Andrino. Otras piezas de su autoría que fueron escuchadas en esos conciertos son la overtura La Cesarína, el dúo No. 12, un terceto y el final fugado del segundo acto de su ópera La Bella Mora en cuyas ejecuciones participaba como cantante (García 1952, I: 454-55).

A partir del año 1852 su fortuna política decae. Por motivo de la firmeza de sus opiniones en El Rol y el Siglo, de los cuales fuera editor, donde defendía los fueros populares contra el gobierno de turno, sufre de persecución, se le prohíbe el uso de su imprenta y se le manda salir fuera del Estado en un término perentorio (20), además el gobierno suspende la erogación de fondos para pagarle como Maestro de Capilla de Catedral (21). No obstante Andrino se mantiene dirigiendo la orquesta y capilla de la Catedral e iglesias filiales, como lo confirma en la defensa que hiciera ante un artículo de La Gaceta que criticaba la música del templo en 1853(22). Aquí el maestro explica el cuidado que ponía al escoger escrupulosamente el repertorio que empleaba de manera que fuera congruente para la ocasión en que sería usada. Defiende el empleo de música instrumental en la iglesia argumentando que la práctica tradicional de tocarla indistintamente en los templos, conciertos y teatros. Para justificar la propiedad de los textos en castellano que emplea, informa: “Al menos mi repertorio de música se compone de poesías de Montoro, La Colmena periódico español, Herrarte, recomendable canónigo guatemalteco, Gomez (don Ignacio) y otros muchos inteligentes”(23).

Luego del terremoto que asoló la capital salvadoreña el 16 de abril 1854, levantó un inventario de las partituras con que contaba su archivo, localizado en ese momento en Tonacatepeque, formando un manuscrito de 11 folios titulado Inventario de los papeles de música de José Escolástico Andrino, que salieron de la ruina de San Salvador el 16 de Abril de 1854(24). La importancia de este documento es que permite conocer la dimensión y tipo de composiciones manejadas por Escolástico Andrino, que son representativas del repertorio centroamericano a la mitad del siglo XIX. Se registran allí alrededor de 500 títulos correspondientes a obras, libros, métodos y colecciones de autores centroamericanos y europeos que formaban su archivo. El listado se encuentra organizado en nueve grupos principales de acuerdo al fin y ocasión en que las composiciones eran empleadas: Difuntos, Misas, Pasión, Santos, Navidad, Santísimo, Salves, Nuestra Señora y música instrumental para tocar en la iglesia y en otros lugares. Más del 50 por ciento de las obras consignadas corresponden a composiciones de artistas guatemaltecos, lo que informa de la importancia que Andrino otorgaba a la composición local y su papel como difusor y enlace cultural entre ambos pueblos. Entre estas obras se encuentran composiciones del siglo anterior como las de Ventura Portillo, Ciriaco Barahona y Vicente Sáenz; obras de autores de principios del siglo XIX como Francisco Antonio Godoy, Eulalio Samayoa, Juan de Jesús Fernández, y también trabajos de sus contemporáneos como Remigio Calderón y sus hermanos Leandro y Pantaleón Andrino. Resulta interesante observar que más de la cuarta parte de las obras consignadas en el “Inventario” son atribuidas al propio Andrino, citando 166 títulos, que incluyen variadas formas de la música vocal e instrumental que se consideran luego en este estudio.

En 1856 Andrino vuelve a hacerse cargo de la Administración General de Correos sustituyendo al señor Mariano Dorantes, introduciendo mejoras como la reglamentación de la llegada de la correspondencia por medio de señales. Luego el 24 de febrero de 1858 fue nombrado Gobernador Suplente del departamento de San Salvador y propietario el mismo año (Díaz, 1928: 69-70). El puesto lo conservó hasta el día de su muerte el 14 de julio de 1862(25). Sus actividades burocráticas ocuparon su tiempo en detrimento del desarrollo musical local, uno de cuyos resultados fue la disolución de la orquesta. Un comentarista de la Gaceta del Salvador del 28 de diciembre de 1859 se queja de la falta de estímulo para los filarmónicos, lo que no permitía tener una mediana orquesta. Añoraba que Andrino regresara a dedicar parte de su tiempo a promover el adelanto musical (García II: 39). Su trabajo artístico al servicio de la iglesia y la comunidad había mermado pero aun participaba realizando conciertos esporádicos y actuando para ocasiones especiales como la organización de la música de los servicios fúnebres de doña Petrona Espinosa (madre del General Gerardo Barrios, presidente de la República), en 1860 (García 1952, II: 40).

Ave María - Dios te salve María  Instr:0020-2000-V1, V2, B Voces: 2Ti, A, B Location  VI-293


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